Recopilación y Narración
de: PEDRO NEL PINEDA GOMEZ
Ah, ocurre que cuando yo era niño, estaba siempre rodeado de
personas de mayor edad, que con dulces voces, las señoras, o vozarrones, los
señores, se cruzaban chanzas, apodos, bromas, se reían, y contaban historias de
lo ocurrido en Jericó, en sus veredas, en otros pueblos, en Santander, o en la
quinta porra por donde ellos habían andado. Gente campesina, obreros,
cocineras, los compadres y las comadres de papá y mamá, mis tías, mis tíos, en
fín.
Y ayudándole a mi padre a cultivar papa en “Pozos negros”
salió la leyenda de la Piedra del Púlpito. En esa época, desde que salíamos del
pueblo el camino estaba rodeado por el monte grande, tupido y oscuro, con
árboles de encenillo, amarillo, pino, aliso, y arbustos de toda clase que
entretejían con líquenes, musgos y helechos, formaban figuras extrañas y eran
lugar propicio para el hábitat de armadillos, lapas, guaches, conejos, zorros,
faras, y aves, que por cualquier movimiento causaban un estrépito. Esto a un
niño asustado como yo, le causaba tensión, miedo y ganas de no caminar más. Disputándose
la palabra, contaban doña Bertilde, don Wvaldino, Don Abdénago, El niño Israel
y Cayetano, que esas tres piedras, dispuestas en forma de fogón que todos los
días los habitantes del pueblo miramos como a Kilómetro y medio sobre la
montaña más alta, no estuvieron desde el principio. Y que esas piedras al
verlas de cerquita, tienen marcado el rastro del diablo que fue el que las puso
allá. la piedra más grande es la que tiene la silla en la que el diablo se
sentaba a descansar, y la otra tiene labrada la pata del diablo.
Que pasó que
esta zona estaba desierta, que por ahí nadie vivía, ni nadie trabajaba, solo
habían venados y animales del monte, y por ahí ni Dios, siquiera llegaba.
Entonces consideró el diablo que era el sitio bueno para fundar su casa, y con
diablas y diablitas, y con diablos y diablitos, se dispuso a empezar a hacerla. Buscaron las piedras más grandes que son esas tres para
ponerlas de base, y quedaron en fogón. Recolectaron más piedras, que tenían
listas para seguir subiendo los muros.
Mientras tanto y sin que los diablos se dieran cuenta, los
sacerdotes ordenaron trasladar la parroquia que funcionaba en Cheva, para el
sitio Agua Fría, y trazaron la plaza y las calles con una yunta de bueyes, y
ubicaron el sitio para la capilla, la casa cural y la casa para el gobierno.
- Eso les rindió más que a los diablos - dijo Cayetano - y pusieron una campana, y
cuando la hicieron sonar para que la gente fuera a misa, el diablo mayor se barajustó,
y del colerón le dio una patada a los muros que habían hecho, y a botes se fue el
pilón de piedras que quedaron desparramadas por la loma abajo; Ahí quedó la
pata del diablo marcada en una piedra.
- Después el mandingas se cargó el zurrón - dijo el niño Israel entre carcajadas - y pegó el brinco por el lado de La
Porquera y al pasar por ahí, el zurrón se le rompió, y eso quedó ese reguerón
de piedras grandes, ahí están y ni con máquinas la han podido mover, otro
pedregal quedó sobre El Cocubal y La Estancia.
- Y el diablo se fue a hacer el púlpito en La Sierra Nevada de El
Cocuy, Guicán y Chita.
Y entre el frío y el susto, me dejaron temblando !.... y
ahora voy de vez en cuando al cerro, y allá unas piedras superpuestas le dan la
forma a una silla rudimentaria, o al menos una grada, y en la otra piedra hay
una figura que parece un pie, y hay piedras en reguero por un lado y otro de la
loma.
Ah, y qué bonita vista: Desde allá se ve el paisaje de las Veredas El Chilcal, El Cocubal, La Ovejera y El Centro, Chita y otros municipios de Boyacá y Santander, y qué hermosa es la panorámica de Jericó que se toma desde
allá, con las torres gemelas altas e imponentes del templo parroquial.